Las crines sudorosas, la mirada perdida, el gesto decaído y enfermo de la cabeza, como si le pesara su dolor y no tuviera fuerzas para reaccionar... La pasividad del cuerpo, joven de presencia y débil de actitud, pero aferrado todavía a la vida con esa palma contra la hierba, apoyándose en la madre tierra, como deseando que le aporte la energía que le falta... La espiritualidad de los cipreses, erguidos hacia el cielo, símbolos de la muerte, pero completamente verdes y rodeados de naturaleza en esplendor, toda iluminada por un sol radiante. Es una escena en la que la vida y la muerte, la salud y la enfermedad, la alegría y la tristeza, se hallan unidas de manera impresionante. Esta misma situación en tinieblas sería mucho menos impactante. Son la luz y la alegría solar del amarillo, las que producen la extrañeza, y llevan a reflexionar.
Como siempre, haces las cosas de manera profundamente original y trastocando conceptos con instinto revolucionario. Poniéndonos muy trágicos y llevándolo a lo peor, los más pesimistas podríamos titular el dibujo "Muerte a la luz del día" o "Agonía bajo el Sol". "Centauro Herido" es más abierto, y deja al espectador que aporte su propia conclusión. Así, los más optimistas pueden ver la escena no como la antesala de una muerte, sino como la antesala de la vida: Un ser vivo estaba a punto de morir, pero la luz del Sol le está haciendo recuperar las fuerzas y el calor de su organismo. Podría verse como una victoria de la vida sobre la muerte, incluso. Porque el Sol luce con un amarillo radiante, pese a los cipreses, la vulnerabilidad del centauro y el peligro de muerte, como diciendo: Yo soy la vida, y cuando yo ilumino, incluso los símbolos de la muerte se ponen al servicio de la vida. Es un dibujo solar, fiel representación de las mejores cualidades del signo de Leo. Transmite una gran humanidad y compasión, de la manera más tranquila y elegante, sin recursos fáciles ni sentimentalismo. Y la intensa luz lo hace poderoso. Es una auténtica "foto-grafía", con lo que en griego significa esa palabra: un retrato de la luz. Casi puede sentirse la hierba y el aire.
Uno de tus dibujos más extraordinarios este año, sin duda. Me recordó a los caballos árabes que torturaron los israelíes en Líbano cuando las matanzas de palestinos en Shabra y Chatila. En la película animada "Waltz with Bashir" sobre ese tema, hay una escena terrible en la que aparecen los caballos moribundos. Y a uno le da vergüenza pertenecer a la misma especie que los capaces de crueldades semejantes. (Sentimiento que yo experimento continuamente.) Este dibujo me lo recordó. De hecho, en tus dibujos haces algo prodigioso, como es unir en el mismo personaje a hombre y animal, obligando al espectador a enfrentarse a sus propios prejuicios, eliminando las fronteras entre especies, las diferencias y nuestra pretendida y prepotente "superioridad". Aquí el hombre es équido, y el caballo es humano. Y la sensación es de increíbles paz y equilibrio, sobre todo para quien siente amor hacia los animales. Sabido es que a muchos amantes de los caballos les encantaría ser ellos mismos caballos. Son criaturas mucho más nobles, sensibles y bellas de alma que la mayoría de personas.
Me gustó el dibujo y también el título. Es cierto que tiene una especie de "final abierto". Te diré que varias veces en mi vida me sentí como el centauro de tu dibujo y me levantado y he vuelto a trotar por todas partes. Un beso.
7 comentarios:
Las crines sudorosas, la mirada perdida, el gesto decaído y enfermo de la cabeza, como si le pesara su dolor y no tuviera fuerzas para reaccionar... La pasividad del cuerpo, joven de presencia y débil de actitud, pero aferrado todavía a la vida con esa palma contra la hierba, apoyándose en la madre tierra, como deseando que le aporte la energía que le falta... La espiritualidad de los cipreses, erguidos hacia el cielo, símbolos de la muerte, pero completamente verdes y rodeados de naturaleza en esplendor, toda iluminada por un sol radiante. Es una escena en la que la vida y la muerte, la salud y la enfermedad, la alegría y la tristeza, se hallan unidas de manera impresionante. Esta misma situación en tinieblas sería mucho menos impactante. Son la luz y la alegría solar del amarillo, las que producen la extrañeza, y llevan a reflexionar.
Como siempre, haces las cosas de manera profundamente original y trastocando conceptos con instinto revolucionario. Poniéndonos muy trágicos y llevándolo a lo peor, los más pesimistas podríamos titular el dibujo "Muerte a la luz del día" o "Agonía bajo el Sol". "Centauro Herido" es más abierto, y deja al espectador que aporte su propia conclusión. Así, los más optimistas pueden ver la escena no como la antesala de una muerte, sino como la antesala de la vida: Un ser vivo estaba a punto de morir, pero la luz del Sol le está haciendo recuperar las fuerzas y el calor de su organismo. Podría verse como una victoria de la vida sobre la muerte, incluso. Porque el Sol luce con un amarillo radiante, pese a los cipreses, la vulnerabilidad del centauro y el peligro de muerte, como diciendo: Yo soy la vida, y cuando yo ilumino, incluso los símbolos de la muerte se ponen al servicio de la vida. Es un dibujo solar, fiel representación de las mejores cualidades del signo de Leo. Transmite una gran humanidad y compasión, de la manera más tranquila y elegante, sin recursos fáciles ni sentimentalismo. Y la intensa luz lo hace poderoso. Es una auténtica "foto-grafía", con lo que en griego significa esa palabra: un retrato de la luz. Casi puede sentirse la hierba y el aire.
Uno de tus dibujos más extraordinarios este año, sin duda. Me recordó a los caballos árabes que torturaron los israelíes en Líbano cuando las matanzas de palestinos en Shabra y Chatila. En la película animada "Waltz with Bashir" sobre ese tema, hay una escena terrible en la que aparecen los caballos moribundos. Y a uno le da vergüenza pertenecer a la misma especie que los capaces de crueldades semejantes. (Sentimiento que yo experimento continuamente.) Este dibujo me lo recordó. De hecho, en tus dibujos haces algo prodigioso, como es unir en el mismo personaje a hombre y animal, obligando al espectador a enfrentarse a sus propios prejuicios, eliminando las fronteras entre especies, las diferencias y nuestra pretendida y prepotente "superioridad". Aquí el hombre es équido, y el caballo es humano. Y la sensación es de increíbles paz y equilibrio, sobre todo para quien siente amor hacia los animales. Sabido es que a muchos amantes de los caballos les encantaría ser ellos mismos caballos. Son criaturas mucho más nobles, sensibles y bellas de alma que la mayoría de personas.
~ Elio Milay ~
Visitar este blog de arte es sumsmente placentero.
La mano de artista es fuertísima.
Te saluda desde Argentina,Liliana.
Me gustó el dibujo y también el título. Es cierto que tiene una especie de "final abierto".
Te diré que varias veces en mi vida me sentí como el centauro de tu dibujo y me levantado y he vuelto a trotar por todas partes.
Un beso.
Te das cuenta que el dibujo esta lleno de "colores vivos" pero de nada sirve, es el caballo más devastadoramente triste que haya visto.
tan cansado al final
la luz bañando las orillas de la vida
mi sombra es más grande que la muerte
que en la colina se olvida de si misma
Bonitas palabras, Secretpath, el Centauro herido puesto en palabras, justamente lo que a mí me falta.
Es el triunfo de la luz sobre la oscuridad, nunca me gustaron los colores oscuros. En la tristeza y en el dolor siempre hay alguna pincelada de luz...
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